Derritiendo al Trabajador
"Si te pagan en fiat (papel moneda), cada año trabajas más por menos. Los salarios en fiat son como un cubo de hielo que se derrite." -Michael Saylor
Si los supuestos defensores de los derechos de los trabajadores admitieran que el problema de las clases obreras no es el salario mínimo, ni los pagos por horas extras y mucho menos la extensión de la jornada laboral, sino el pago de su salario y el ahorro de sus pensiones en papel moneda, derritiendo su energía económica día a día, el mundo sería diferente.
Trampas Retóricas
En cualquier economía, especialmente en América Latina, son pan del día a día los reclamos y reivindicaciones laborales que apuntan a incrementos en el salario mínimo, reducciones en la jornada laboral máxima, aumentos en los pagos por horas extras y/o nocturnas, entre muchas otras. Con ello buscan - eso dicen quienes las defienden - proteger los derechos de los trabajadores. Como si el aparato productivo moderno fuera un reflejo de las minas del carbón del Reino Unido durante los albores de la revolución industrial.
Efectivamente, son supuestos defensores de los derechos de los trabajadores quienes suelen enarbolar este tipo banderas. Viven preocupados por la gente de las clases obreras, pero generalmente arrastran agendas electorales y políticas privadas paralelas. Ciertamente, así es como muchos de ellos alcanzan altas dignidades públicas. Prometen o imponen (incluso con amenazas) falsas Reformas Laborales.
Y aunque están en su derecho de intentar embaucar a terceros desprevenidos, es profundo el desconsuelo que produce la resonancia y el alcance que este tipo de personajes alcanzan a tener en sociedades que ya deberían estar más educadas.
Lo cierto es que en contextos de alta informalidad laboral, crecimientos económicos anémicos, baja productividad y evidente rezago ante las disrupciones tecnológicas que estremecen todos los días los mercados mundiales, este tipo de medidas - por bonitas que suenen - son trampas retóricas que, cada vez que se materializan, levantan barreras que truncan la verdadera formalización laboral, el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. Algo que, intuyo, al final del día poco interesa a los que arengan por subas en el salario mínimo y mayores rigideces en el mercado de trabajo.
El Famoso Estudio
El ejemplo clásico que los embaucadores acostumbran invocar es el artículo académico de David Card y Alan B. Krueger (1994)1 sobre el salario mínimo y el empleo. Dicho trabajo analizó el posible impacto de un aumento del salario mínimo sobre los niveles de empleo en restaurantes de comida rápida en Nueva Jersey (Estados Unidos).
Sin duda, este paper es uno de los más influyentes en la corriente de Economía Laboral, especialmente por acudir a métodos cuasi-experimentales en su parte metodológica y empírica. Tanto así, que el trabajo de Card y Krueger ha sido fundamental para cuestionar la visión tradicional basada en modelos neoclásicos de competencia perfecta, descartando aumentos en el desempleo como resultado de aumentos en el salario mínimo.
Pues bien, aunque verdad es que los autores encontraron que ante la suba en el salario mínimo en New Jersey no hubo una disminución significativa en los niveles de empleo en el sector de comida rápida en dicha región de Estados Unidos, lo cierto es que sus resultados se dieron en un contexto muy particular de alta formalidad y productividad, es decir, en un entorno en donde fijar un salario mínimo poco incide e importa en las dinámicas del mercado laboral (como ponerle un precio mínimo a un bombón en la puerta de una escuela).
Las Falencias del Estudio
Si bien el estudio de Card y Krueger (1994) fue importante para la profesión, ha recibido varias críticas desde varios frentes. En primer lugar, muchos economistas concluyen que los resultados del estudio no son generalizables por las siguientes razones:
La muestra geográfica es muy estrecha.
El tamaño del cambio en el salario mínimo que el estudio abarcó fue relativamente modesto.
El mercado laboral de las comidas rápidas puede operar con características no competitivas (i.e. ser un monopsonio local), lo que puede hacer que los resultados no se apliquen a industrias verdaderamente competitivas en la contratación.
La industria de comidas rápidas no es necesariamente representativa de sectores más intensivos en mano de obra no calificada.
Como si esto no fuera suficiente, Card y Krueger se enfocaron en el corto plazo y en un sector muy específico de la economía (comidas rápidas), lo cual no necesariamente captura los efectos generales de aumentos en el salario mínimo sobre el resto de la economía. En efecto, la teoría es clara que, a largo plazo y ante cualquier aumento en la remuneración del trabajo por encima de su productividad marginal, las empresas pueden sustituir empleados por capital (automatización), subir precios al consumidor (dependiendo de la elasticidad precio de la demanda) y reducir las horas laborales que contratan.
Pero quizá la crítica más demoledora proviene de Neumark y Wascher (2000)2 argumentan que utilizar encuestas telefónicas para recolectar datos sobre empleo y salarios, en lugar de datos administrativos más precisos, puede introducir errores de medición significativos, como respuestas inexactas o mal entendidas por los gerentes entrevistados, falta de verificación de los datos auto-reportados e inconsistencia entre encuestas pre y post-cambio en el salario mínimo. Es más, estos autores analizan nuevamente los datos de Card y Krueger utilizando registros administrativos de nómina (“payroll data”) en lugar de encuestas telefónicas, encontrando que el aumento del salario mínimo sí tuvo efectos negativos sobre el empleo, en contraste con los hallazgos originales.
Más allá de la evidencia y las reflexiones teóricas que derrumban cualquier intento de utilizar a Card y Krueger como caballito de batalla para reivindicar aumentos en el salario mínimo y la introducción de más rigideces en el mercado laboral, resulta que existe un cúmulo de evidencia empírica reciente demostrando lo contraproducente que resultan este tipo de medidas.
De hecho, Sabia (2015)3 revisó la literatura existente y concluyó que no hay evidencia estadística consistente de que los aumentos en el salario mínimo estimulen la productividad o el crecimiento económico. Así mismo, Lim y Chong-Uk (2018)4 analizaron datos de países de la OCDE, encontrando que aumentos en el salario mínimo están asociados con incrementos en la tasa de desempleo, especialmente entre trabajadores no calificados.
Una Visión Diferente
Ante tan contundente evidencia, a continuación proponemos una visión diferente sobre lo que realmente debería incorporar un catálogo de protección a las clases trabajadoras.
Número 1 - Remuneración Laboral y Ahorro Pensional en Bitcoin
Imaginen que un porcentaje del salario del trabajador (a elección de este o a acordar con el empleador) fuera remunerado en Bitcoin. Podría ser, por ejemplo, la fracción que corresponde al aporte pensional mensual que tanto patrono como empleado deben contribuir hoy en día a los fondos de pensiones.
Ahora obsérvese la forma en que Bitcoin rebasa de lejos el desempeño de cualquier otro activo de renta variable en el mundo (Fuente: Michael Saylor):
Esto quiere decir que si a los trabajadores se les remunera aquella proporción de su sueldo en Bitcoin, en vez de acumulárselo en moneda fiat en un fondo público o privado de pensiones, la persona podría retirarse con una mesada pensional entre 3 y 18 veces superior a la que normalmente obtendría (ver Episodio No. 140 10AMPro) El trabajador estaría, adicionalmente, protegido de la inflación monetaria que día a día le menoscaba soterrada pero efectivamente su energía económica y patrimonio.
Desde luego, una iniciativa como estas requiere, de entrada, que los funcionarios públicos y de los administradores de los fondos de pensiones entiendan Bitcoin a cabalidad, esto es, su naturaleza descentralizada, el respaldo que tiene en energía eléctrica y matemática, la forma en que la política monetaria que Satoshi configuró le genera un ratio stock-a-flujo (S2F) superior al de cualquier otro activo en el planeta y, naturalmente, la protección criptográfica (y con teoría de juegos) que lo envuelve. ¿Será mucho pedir?
Número 2 - Pagos al Trabajador en Moneda Extranjera
Ahora bien, si los funcionarios públicos y de los fondos de pensiones de un país aún no están (o no quieren estar) preparados o capacitados para entender Bitcoin (suele suceder), un primer paso ha de ser permitir que los trabajadores reciban parte de su salario en moneda extranjera.
Esto no solo le da protección cambiaria a la energía económica (salario) del empleado, sino que otorga a todas las empresas intensivas en mano de obra y que operan en el sector transable de la economía una poderosa herramienta para cubrir su propio riesgo cambiario.
Considérese, por ejemplo, una compañía colombiana exportadora de flores a Estados Unidos y Europa. Si parte de la nómina puede causarse y pagarse en dólares y euros (y no solo en pesos colombianos), su P&G puede absorber con menos traumatismo una potencial apreciación de la moneda local (ej.: 2004 - 2010, 2023) pero, de igual manera, compartir con sus trabajadores parte de las bonanzas derivadas de las depreciaciones reales del peso (ej.: 2014 - 2016, 2021).
Número 3 - Salario Mínimo por Horas y Regiones
Pero si lo anterior tampoco es posible porque la burocracia estatal se resiste a perder su capacidad tiránica de diluir el patrimonio y la energía económica de las personas con impuesto inflacionario y señoreaje, un primer paso, al menos en las economías en vía de desarrollo, debería ser la flexibilización del salario mínimo de tal manera que pueda remunerarse por horas y regiones. Las razones para ello son varias.
Por un lado, muchas personas sólo pueden y/o quieren trabajar por horas. Un ejemplo son los estudiantes. Otro es el de aquellas mujeres que optan por dedicar parte de su tiempo al hogar. En fin, no todo el mundo quiere o puede trabajar una jornada laboral diaria completa.
De otro lado, no todos los negocios operan como fábricas manufactureras con líneas estandarizadas y turnos de producción homogéneos. Piénsese, por ejemplo, en los restaurantes, bares, teatros y sitios de entretenimiento que abren únicamente fines de semana o durante ciertas horas del día o de la noche. Más aun, muchas compañías, especialmente en el sector servicios, requieren enorme flexibilidad en términos de las horas y los días que deben enganchar a sus empleados. Considérese una empresa BPO (ej.: call center que sirve a una multinacional) que debe operar obligatoriamente durante las noches y las madrugadas para atender a los clientes de su principal al otro lado del mundo.
Al mismo tiempo, el costo de vida no es idéntico en todas las regiones de un país. Imponer el mismo salario mínimo en todo un territorio nacional encarece el factor humano/laboral y, en consecuencia, golpea la competitividad y las tasas de empleabilidad de muchas regiones. Claro, que las personas de una zona reciban un menor salario mínimo que el resto parece injusto. Pero no lo es si en aquella región el costo de vida es menor y el acceso a bienes y servicios públicos es mayor que en el resto del país.
La conclusión es obvia: si el salario mínimo no se fija por hora y región y, por ende, de facto desaparecen las posibilidades de un acuerdo laboral formal para períodos inferiores a un mes y para zonas del país cuyo costo y condiciones de vida son diferentes, el resultado - al menos en aquellos sectores de la economía que no cubren jornadas laborales convencionales (especialmente los más modernos) y en aquellas regiones en donde el salario mínimo termina siendo más oneroso que en el resto del territorio nacional (por condiciones y costo de vida) - será mayor informalidad laboral, evasión de prestaciones sociales, exclusión del trabajador de la red de protección social y, naturalmente, más desempleo.
Peor aún, el trabajador informal en dichos sectores y regiones tendrá el incentivo de mimetizarse como desempleado o desprotegido para buscar que sea el Estado (en realidad el contribuyente) quien subsidie su aseguramiento y protección social (cuando en realidad la persona está trabajando y debería cubrir dichos costos).
El día que en los países en desarrollo se permita el salario mínimo por horas y por regiones, como en la mayoría de países desarrollados, aumentarán la fuentes de empleo formal (empleo con protección social) y, adicionalmente, se aliviará parte de la carga que los demás ciudadanos terminan llevando con sistemas subsidiados de salud y pensiones.
Ojalá que así sea, por lo menos, mientras la burocracia estatal renuncia a su capacidad de derretir como hielo la energía económica de las personas vía impuesto inflacionario y señoreaje y, más importante aún, se toma la molestia de estudiar lo que Bitcoin significa para la humanidad.
¿Será que algún día las clases trabajadoras, al menos en su base, se dan cuenta de que la verdadera emancipación no es siguiendo a los embaucadores de turno, sino logrando emanciparse del papel moneda?
Andrés F. Arias
Mayo 11, 2025
Card, David, and Alan B. Krueger. (1994). Minimum Wages and Employment: A Case Study of the Fast-Food Industry in New Jersey and Pennsylvania. The American Economic Review, 84(4), 772–793.
Neumark, David, and William Wascher. (2000). Minimum Wages and Employment: A Case Study of the Fast-Food Industry in New Jersey and Pennsylvania: Comment. The American Economic Review, 90(5), 1362–1396.
Sabia, Joseph J. (2015). "Do minimum wages stimulate productivity and growth?" IZA World of Labor, 221.
Lim, Gieyoung & Kim, Chong-Uk (2018). "Minimum Wage and Unemployment: An Empirical Study on OECD Countries." Journal of Reviews on Global Economics, 7, 1–9.
algún día los colombianos entenderán el inmenso daño quen hizo el NOBEL a Colombia al ensañarse con usted , hoy seríamos un pais 1000 veces mejor .
Muy interesante esta aproximación al BTC. En mi caso particular, gracias a la ilustración que estás liderando con tu masterclass y la participación en 10AMPRO, me estoy involucrando más en el tema y tomando posición - skin in the game -. A propósito de este creciente interés, le pregunté a la SFC y a Banrep sobre posibles reservas estratégicas de Colombia en BTC, y como era de esperarse, estamos menos que en pañales en el tema.
https://www.linkedin.com/posts/juanjosebecerra_bitcoin-colombia-tarifas-activity-7327746626893062144-8395?utm_source=share&utm_medium=member_desktop&rcm=ACoAADa4buoBCFbN_cg9FG7VKOXt6hH3ExdBQng